No es ningún secreto que la incidencia de personas con problemas de salud mental aumenta cada día. Hablar sobre sus emociones en terapia le brindará herramientas para navegar por las complejidades de las emociones, que son válidas, y poco a poco podrá quitar las capas de la máscara y encontrar formas saludables de afrontar los altibajos.
Para que entendáis cuando hablo de máscara os digo que es porque existe la ‘depresión sonriente’, esa que se puede ver, pero que no es real en nuestro mundo interior. El ejemplo es que, la primera vez que Alma visitó mi consulta, hace unos años, lo primero que me dijo con una sonrisa en el rostro, justo antes de empezar la sesión, fue: “He pasado un tiempo en el que Todo me pareció perfecto por fuera. «Siempre tuvo una sonrisa que podía iluminar una habitación, un círculo de amigos que pensaban que lo tenía todo bajo control y logros que atraían la admiración de los demás».
Me quedé escuchando su historia y mirándola mientras decía: “En realidad, detrás de esta sonrisa hay una historia diferente. Cada día se siente como una actuación y los aplausos que recibo por mis logros externos sólo aumentan mi soledad. Es como si estuviera viviendo una doble vida: una en la que muestro felicidad y éxito al mundo y otra en la que lucho contra un sentimiento constante de vacío y tristeza».

La autora, Lucy Peña, es psicóloga clínica del Grupo Psicológicamente Profesional.
“Hay momentos del día en que el peso de todo me golpea como el más fuerte de los ciclones. Al final del día siempre me encuentro sola en mi habitación, con lágrimas corriendo por mis mejillas, preguntándome por qué no puedo deshacerme de estos sentimientos. Lucho contra la culpa: culpable por no poder apreciar plenamente las bendiciones de mi vida, culpable por no ser tan feliz como parecía, culpable por sentir que estoy engañando a quienes se preocupan por mí”.
Evite la confusión
Alma no sabía cómo explicar a los demás que la sonrisa que ven no siempre es un reflejo real de mi mundo interior. Le preocupaba que sus luchas fueran recibidas con confusión o incredulidad. Entonces, por esta razón continuó usando la máscara, apareciendo con una sonrisa y manteniendo ocultas sus emociones. Si estás pasando por algo similar, debes saber que no estás solo en esta experiencia, que yo llamo “depresión sonriente”. Buscar ayuda es importante y está bien admitir que estamos equivocados. Ahí comienza nuestro bienestar.
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