Cada año, junio se convierte en un espacio para la visibilidad y la resistencia para las personas. LGBTIQ+ Alrededor del mundo. ¿Pero orgullo qué? Algunos preguntan. La respuesta es clara: resistir en una sociedad que aún margina y violenta; y afirmar con la dignidad de que sus vidas son tan valiosas como todos los demás.
Celebrar el mes de orgullo es un acto político. Para educar y exigir derechos que durante años han sido ignorados. En la República Dominicana, los sindicatos del mismo sexo no son legalmente. Por lo tanto, estas parejas carecen de derechos, como la herencia, la seguridad social y el reconocimiento familiar.
No se permite el cambio de nombre o el género de las personas trans adultas en documentos oficiales y, en general, no hay leyes que protejan antes del Discriminación de orientación sexual o identidad de género.
En 2020, la encuesta nacional LGBT reveló que el 97% de los encuestados fueron víctimas de la discriminación durante la adolescencia; La mitad lo vivió recientemente. Las formas más comunes: Comentarios ofensivos, agresiones físicasarrestos arbitrarios y Terapias forzadas para «corregir» la orientación o la identidad. Todo esto, muchas veces, para parientes cercanos, estudios o colegas de trabajo.
Sanar la vergüenza aprendida
La necesidad de ocultar partes tan importantes de la persona para evitar ataques, despidos injustificados, desalojos en el hogar, pérdida de amistades y/o miembros de la familia puede ser sin reotación.
Vivir bajo miedo constante se traduce en altos niveles de estrés, ansiedad, depresión e incluso deseos para terminar la vida. A pesar de esto, la mayoría de las personas encuestadas se sienten satisfechas con su identidad. Lo que indica que estas son consecuencias del medio ambiente.
Por lo tanto, la celebración también es profundamente personal. Está curando la vergüenza aprendida. Es rechazar el miedo a amar o quién es. Es saber que no hay nada que curar. Es la valiente decisión de ser auténtica, en voz alta, no como provocación, sino vivir su verdad.
En medio del ruido de los discursos que deshumanizan, que celebran el orgullo nos recuerdan que su existencia no es la ideología, sino la humanidad. Que buscan lo mismo que todos: dignidad, seguridad y amor. Y eso merece ser celebrado.

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