Océanos limpios para el desarrollo humano sostenible

El 8 de junio, se celebró el Día Mundial del Océano, una fecha para recordar que la salud de los océanos está intrínsecamente vinculada a la salud del planeta y nuestras economías. Este mismo día, la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos (UNC-3) fue inaugurada en Niza, Francia, Francia). Del 8 al 13 de junio, los representantes de los 193 países y miles de representantes de la sociedad civil reflexionaron sobre cómo promover la innovación, impulsar compromisos nuevos y mayores y aumentar el financiamiento para conservar y aprovechar sosteniblemente el océano.

En este escenario, el PNUD destacó su compromiso con la protección de los océanos, basándose en el lanzamiento de la promesa oceánica en 2022, que tiene el objetivo de redefinir la sostenibilidad de los océanos y elevar el discurso sobre los desafíos de la economía azul y verde, y las asociaciones públicas-privadas para la inversión en enfoques transformadores para nuevas oportunidades económicas en los estados pequeños insulares en los pequeños estados (Pesíd).

Por lo tanto, Francia, la República Dominicana y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estamos agregando esfuerzos para lograr océanos limpios, saludables y resistentes.

En la República Dominicana, el PNUD colabora con el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales para actualizar la Estrategia de Biodiversidad. Además, apoyará la creación de condiciones habilitadoras para iniciativas relacionadas con la biodiversidad más allá de las jurisdicciones nacionales (BBNJ), cuyo tratado está actualmente bajo revisión por el Tribunal Constitucional para su ratificación. Francia también reafirmó su compromiso con este tratado en la Conferencia Ocean, adoptando una visión decidida de definir las normas para la creación de áreas marinas protegidas en aguas internacionales, con visión multilateral.

El área total de los cinco océanos del mundo cubre más del 70% del planeta. Más allá de su inmensidad y belleza, son el corazón de la vida en la tierra: regulan el clima, producen gran parte del oxígeno que respiramos y apoyamos más del 50% de la biodiversidad de la que dependemos.

Además, la economía oceánica se valora en más de 3 billones de dólares y apoya directamente al menos 600 millones de empleos en el mundo en varios sectores, incluida la pesca, la acuicultura, el transporte marítimo, el turismo, la energía eólica y la tecnología biomarina.

Proteger la salud de los océanos es proteger el pozo de las personas. Especialmente, en países costeros y pequeños estados isleños, como la República Dominicana, donde son mucho más que un paisaje: son hogares, apoyo, cultura y motor económico.

La República Dominicana ha tomado medidas notables para su protección. Fue el primer país caribeño en alcanzar el objetivo de proteger el 30% de su área marina, en línea con el marco global de biodiversidad de Kunming-Montreal. Un hito que refleja no solo el compromiso político, sino también una visión del futuro y la responsabilidad con las próximas generaciones.

Además, una de las amenazas más urgentes que enfrentamos es, por supuesto, la contaminación por los desechos plásticos. En la República Dominicana, se estima que más del 70% de los desechos plásticos no se manejan adecuadamente, lo que aumenta el riesgo de vertederos informales o directamente en el océano. Se estima que en 2050 podría haber más plástico que peces en el océano.

Dado este desafío, el PNUD y Francia promueven iniciativas que promueven la gestión de residuos responsables, promueven alternativas sostenibles y fortalecen las políticas públicas que protegen nuestros ecosistemas costeros y marinos. Por ejemplo, el PNUD se implementa un proyecto de reducción de contaminación en la cuenca baja del río Ozama, con el Ministerio de la Presidencia, el Ministerio de Medio Ambiente y la limpieza del océano. Francia, por otro lado, tiene varios proyectos para apoyar el ecosistema costero de la República Dominicana, así como la investigación sobre el tema de Sargassum.

Desde un panorama amplio, sabemos que la salud de los océanos está estrechamente relacionada con el bien humano. Las comunidades costeras, especialmente las dedicadas a la pesca artesanal, dependen del mar para alimentos e ingresos. Pero también sabemos que muchas veces estas comunidades, en particular las mujeres, los jóvenes y las personas con discapacidad, quieren estar fuera de los procesos de toma de decisiones y las oportunidades de inversión. Si queremos un desarrollo verdaderamente sostenible, también debemos ser justos, inclusivos y participativos.

Desde la embajada de Francia y el PNUD, reiteramos nuestro compromiso de continuar trabajando de la mano con la República Dominicana para fortalecer la economía azul del país, proteger los ecosistemas costeros y marinos, y construir un futuro donde los océanos sigan siendo una fuente de vida, apoyo e inspiración para todos.

Los autores son: Sonia Barbry, embajadora de Francia en la República Dominicana, y Ana Maria Díaz, representante residente del PNUD en la República Dominicana.

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