La República Dominicana cruza una crisis social que se manifiesta en una tasa creciente de Feminicidaun aumento alarmante en casos de depresión y ansiedady una marcada desintegración familiar. Estos problemas están interconectados y reflejan la profunda falta de valores que afectan a nuestra sociedad.
El aumento de los femicidios en nuestro país es una tragedia que no solo se alinea a las familias, sino que también destaca un sistema social y familiar en crisis. El violencia de géneroque culmina en muchos casos en la muerte de las mujeres, es el resultado de múltiples factores, incluido el Falta de educación emocionalél machismo enraizadoy el incapacidad para manejar los conflictos de una manera saludable.
La depresión y la ansiedad, por otro lado, son trastornos que han aumentado en la población dominicana, exacerbadas por la desintegración familiar y la ausencia de valores sólidos en el hogar. Muchas personas, especialmente las mujeres, están atrapadas en relaciones abusivas Sin saber cómo irse, lo que contribuye a un estado constante de estrés y desesperanza. Esta realidad no solo afecta a las víctimas directas de violencia, sino también a sus hijos y familiares, perpetuando un ciclo de dolor y sufrimiento.
La desintegración familiar es un factor clave en este problema. La falta de comunicación, la pérdida de respeto mutuo y la ausencia de un entorno de apoyo dentro del hogar han debilitado la capacidad de las familias para funcionar como un refugio seguro y estable.
Cuando las familias se desmoronan, las personas pierden su primera línea de defensa contra el estrés Y ansiedadser más vulnerable al desarrollo de trastornos de salud mental.
Además, la falta de valores como el respeto, la empatía y la responsabilidad ha erosionado la base sobre la cual se construye una sociedad saludable. La normalización de la violencia, el machismo y la falta de apoyo emocional son indicativos de una crisis de valores que deben abordarse con urgencia.
Como sociedad, debemos actuar para revertir esta tendencia alarmante. Es esencial que se implementen políticas públicas que promuevan la educación en los valores desde una edad temprana, lo que refuerza el respeto por la vida y la dignidad de las personas, y que promueven la comunicación y la resolución pacífica de los conflictos dentro del hogar.
También es necesario fortalecer los servicios de salud mental y proporcionar acceso a la terapia psicológica y el apoyo, especialmente para aquellos que están en situaciones de riesgo.
La República Dominicana no puede continuar ignorando los gritos de ayuda de las mujeres que sufren en silencio o la necesidad de una revaluación de la familia como un núcleo fundamental de la sociedad.
Solo a través de un esfuerzo colectivo podemos comenzar a sanar como nación y construir un futuro donde la vida y la dignidad de cada persona sean realmente respetadas.

Andrea Belén, psicóloga clínica, terapeuta de sexo y parejas
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